Vincent Van Gogh, hijo de un pastor evangelista, nació en Zundert (Holanda) en 1853. Fue un personaje difícil en sus relaciones con los demás. Su hermano menor, Theo, fue su mejor.

Vincent era muy emocional y no tenía confianza en sí mismo, desde muy joven mostró un carácter difícil y un temperamento fuerte.

A los dieciséis años comenzó a trabajar como aprendiz en la galería de arte Goupil en La Haya. A Van Gogh le gustaba el trabajo, pues ya se sentía atraído por el arte.

Entre 1860 y 1880, cuando decidió finalmente ser artista, Van Gogh ya había tenido dos amores inadecuados e infelices y había trabajado sin éxito como empleado en una librería, vendedor de arte, y predicador en Le Borinage, donde fue despedido por “exceso de celo.”

En 1886 fue a París para unirse con su hermano Theo, el director de la Galería de Goupil.

En París, Van Gogh estudió con Cormon, conoció inevitablemente a Pissarro, Monet, y Gauguin, y empezó a dar más luz a su paleta muy oscura y pintar en las brochadas cortas de los impresionistas.

Su temperamento nervioso le hizo un compañero difícil y las discusiones que duraron toda la noche, en combinación con pintando todo el día, afectaron a su salud.

Posteriormente decidió ir al sur de Arles donde tuvo la esperanza de abrir una escuela de arte con sus amigos. Gauguin hizo el viaje a Arles pero el resultado fue un desastre.

En el fin de 1888, después de un incidente, Gauguin tuvo que salir de Arles. Van Gogh le persiguió con una cuchilla y fue parado por Gauguin, pero se cortó una parte de su propia oreja.

La vida de Van Gogh empezó a alternar entre los ataques de locura y la lucidez. Van Gogh fue enviado al manicomio en Saint-Rémy para su tratamiento.

Al paso del tiempo su depresión empeoró y el 27 de julio de 1890, a la edad de treinta y siete años, mientras paseaba por el campo, se disparó en el pecho con un revólver.

No se dio cuenta de que su herida era mortal y volvió a la pensión Ravoux, donde murió en su cama dos días después, en brazos de su hermano Theo. «Yo arriesgué mi vida por mi obra, y mi razón destruida a medias»; estas son las palabras de Vincent en la última carta encontrada en su lecho de muerte el 29 de julio de 1890.

Cabe mencionar que surgieron varias versiones sobre su muerte.

Debe decirse, que su dedicación al arte fue tan breve como ardiente.

Van Gogh  fue un artista que Pintó unos 800 cuadros (entre ellos 43 autorretratos y 148 acuarelas) y realizó más de 1600 dibujos. Una figura central en su vida fue su hermano menor Theo, quien le prestó apoyo financiero de manera continua y desinteresada.

La gran amistad entre ellos está documentada en las numerosas cartas que se intercambiaron desde agosto de 1872. De las 800 cartas que se conservan del pintor, unas 650 fueron para Theo; las otras son correspondencia con amigos y familiares.

Menos de diez años de dedicación a la pintura bastaron para otorgar a Van Gogh un lugar entre los genios de la historia del arte, y es difícil imaginar cuál hubiera sido su aportación de no haber truncado él mismo su trayectoria.

El reconocimiento de su obra no empezó hasta un año después de su muerte, a raíz de una exposición retrospectiva organizada por el Salón de los Independientes; en nuestros días, Van Gogh es considerado unánimemente uno de los grandes genios de la pintura moderna.

Su producción ejerció una influencia decisiva en todo el arte del siglo XX, especialmente en el fauvismo y el expresionismo; y tras más de un siglo de experimentos artísticos, la pincelada tosca y atormentada del artista holandés, alimentada por el vigor de su pasión interior, conserva toda su fascinante fuerza expresiva.

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