Una mujer fantástica llega a las pantallas de cine de nuestro país. Luego ser coronada como la Mejor Película en Idioma distinto al inglés en la pasada entrega del Oscar.

La cinta nos cuenta la historia de Marina, una cantante y  mujer transgénero que vive en Santiago. Orlando, un hombre mayor y divorciado mantiene una relación formal con ella. Viven juntos, celebran y tienen planes para viajar.

La vida de Marina da un vuelco cuando, de forma repentina, Orlando muere. Es aquí donde la historia se torna oscura y compleja pues nuestra heroína debe lidiar no sólo con el dolor de su pérdida sino con las injusticias que acarrea su condición.

La denuncia social

El directos nos lleva de la mano de Marina en su viaje por hacer valer el derecho de despedirse de su persona amada. Condenada al aislamiento por la espantosa familia de Orlando e injustamente juzgada por las autoridades que investigan el caso.

Como espectadores somos testigos de un viaje en el que se implora justicia desde los ojos de una mujer fuerte y decidida. El director nos lleva a cuestionarnos nuestra propia moral y reflexionar acerca del papel que tomamos como sociedad a una mujer que debe justificar su propia existencia. De la mano de una narrativa pausada que se toma su tiempo en mostrarnos los hechos.

Sin duda, uno de los logros más destacados es la desgarradora y contenida interpretación de Daniela Vega. La actriz nos lleva al corazón de Marina con una furia silenciosa que conecta efectivamente con el espectador. Empatizamos con su causa de forma objetiva y no manipulada. Condenamos los hechos por ser injustos y no por una falsa empatía.

Una mujer fantástica es un maravilloso relato que exhibe las injusticias que somos capaces de realizar como sociedad. La tolerancia a la diversidad no debe venir únicamente de buenas intenciones sino de reconocer la humanidad en todas las relaciones humanas.