Imitar la manera en la que el cerebro aprende, razona y percibe el mundo, es sin duda uno de los mayores logros tecnológicos alcanzados por la humanidad. No importa a dónde miremos, la inteligencia artificial se encuentra prácticamente en cualquier lugar, ayudando a mejorar la vida de los seres humanos. Incluso, se pueden reemplazar extremidades faltantes con partes artificiales con una movilidad y funcionalidad casi naturales, pero ¿cómo funcionan las prótesis inteligentes? Al punto de que logran sentirse como una parte más de nuestro propio cuerpo.
Ya sean brazos, piernas o alguna otra parte del cuerpo, las prótesis inteligentes permiten reemplazar extremidades faltantes, permitiendo realizar acciones con independencia y comodidad. Su objetivo es devolver al usuario la movilidad y la funcionalidad natural de su extremidad, logrando que se sienta casi como si fuera una parte del propio cuerpo. A través de la inteligencia artificial, estas prótesis aprenden de los movimientos del usuario, adaptándose y controlando los movimientos de la extremidad de manera intuitiva.
¿Cómo funcionan las prótesis inteligentes?
Funcionan a través de una combinación de sensores, motores y microprocesadores para interpretar las señales musculares o nerviosas del usuario y traducirlas en movimientos naturales. La actividad eléctrica en los músculos restantes del muñón, son detectados por sensores mioeléctricos, registrando también la posición. Los datos arrojados son procesados por la IA y algoritmos que aprenden y se adaptan a los patrones de movimiento del usuario. Estos controlan los actuadores (motores) de las prótesis para ejecutar movimientos precisos.
Dentro de sus componentes clave encontramos los sensores que se encargan de recopilar los datos de los músculos, la posición del cuerpo y el entorno. Los microprocesadores actúan como el cerebro del sistema, interpretando las señales de los sensores mediante algoritmos y transformándolas en instrucciones para los motores. Por su parte, los actuadores, pequeños motores, convierten la energía eléctrica en movimiento, impulsando las articulaciones y dispositivos terminales de las prótesis.
Finalmente, los sistemas de retroalimentación proporcionan al usuario la información necesaria sobre el estado de la prótesis, por ejemplo: la fuerza de agarre, a través de sensaciones táctiles o visuales.
Proceso de funcionamiento
- El usuario piensa en un movimiento, generando impulsos eléctricos en los músculos
- Los sensores mioeléctricos captan estas señales
- Los microprocesadores, a través de la inteligencia artificial, analizan los datos para reconocer y memorizar los patrones de movimiento
- Los patrones son asignados a movimientos concretos, accionando los motores para que la prótesis realice el movimiento deseado de forma intuitiva
- La prótesis aprende con el tiempo, los movimientos y se adapta a los patrones
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