Las redes sociales son una parte fundamental del internet. Desde que se instauraron se han vuelto imprescindibles en nuestras vidas y, por lo mismo, en nuestra educación. Aunque se podría pensar que esta revolución es totalmente beneficiosa, lo cierto es que la sobre información es un problema real.

Tenemos tantas opciones y un volumen infinito de información que nos mantenemos inmóviles al decidir qué es lo que vamos a usar. Es complicado elegir opciones cuando no podemos justificar la diferencia entre ofertas similares. 

En el campo de la educación, como alumnos, profesores, académicos e investigadores, podemos acceder a una cantidad inimaginable de libros, periódicos, revistas y blogs de todo tipo y contenido. 

El efecto intelectual

Ante toda esta problemática debemos identificar cómo esta nueva manera de ver la realidad afecta nuestra capacidad de tomar decisiones. De acuerdo con un artículo publicado por la Royal Society, las redes sociales reducen nuestras capacidades intelectuales.

Los investigadores llegaron a esta conclusión dado que no usamos prioritariamente las redes sociales con ese fin. El fin supremo de estas es enterarnos de la vida de nuestros amigos y conocidos. Por lo tanto, el revisar noticias, artículos académicos o cuestiones de trabajo no es prioritario. En Facebook, por ejemplo, existen cientos de distractores.

Ahora bien, es importante aclarar que la desinformación no es sinónimo de poca inteligencia. El tomar la decisión de almacenar en nuestra memoria cosas más triviales tiene que ver más con la dinámica de las propias redes sociales. La justificación básica es que estas sirven para el entretenimiento, para cosas importantes existen otras herramientas. 

Inteligencias múltiples

La visión de inteligencia también ha cambiado a lo largo del tiempo. Antes se creía que las personas eran más inteligentes cuanto más pudieran abstraer su alrededor y resolver problemas. Sin embargo, actualmente podemos identificar distintos tipos de inteligencia.

Todas las inteligencias son igualmente válidas siempre y cuando los individuos las sepan canalizar y poner en práctica. Este nuevo enfoque permite desarrollar actividades particulares para cada individuo de acuerdo a su inteligencia.

En este sentido, las nuevas tecnologías y, en este caso, las redes sociales son una herramienta muy interesante para este objetivo. El poder conectarnos con personas con gustos, características y habilidades similares podría tener efectos maravillosos para desarrollar las habilidades de los individuos.

La inteligencia no es exactamente una característica innata. Gran parte de nuestros logros se deben a nuestra propia capacidad de decisión. El estudio de la Royal Society se refiere a la capacidad de los seres humanos de decidir qué información es importante.

Explicado esto, un individuo es inteligente cuando es capaz de escoger la mejor opción entre las miles de posibilidades que ofrece internet para resolver un problema.

Por ello, las nuevas capacidades a desarrollar como seres humanos sería el de la elección. El poder analizar grandes volúmenes de información y decidir entre lo que es mejor para nosotros. De acuerdo a nuestras inclinaciones intelectuales.

Las redes sociales

Para muchos, las redes sociales son la única fuente de información. El leer artículos relacionados con los gustos de nuestros contactos no enriquece demasiado nuestra inteligencia. La reflexión y asimilación de ideas son vitales para formar nuevos conocimientos y habilidades, sin embargo, las redes sociales no otorgan esa oportunidad.

Al disminuir nuestra concentración y capacidad de reflexión las redes sociales no estimulan nuestro cerebro. Perdemos razonamiento analítico y nuestra intuición se hace torpe.

Esto se puede solucionar de una manera sencilla. Debemos recordar que lo importante no es acumular grandes cantidades de información. Tampoco funciona alinearse a la opinión general o a la del líder de opinión. Lo importante es reflexionar lo que leemos, tener una visión individual y analítica de toda la información a la que tenemos acceso.

Fuente: Merca 2.0