La confianza en uno mismo es el primer secreto del éxito” (Ralph Waldo Emerson.)

El acceso a la educación nos permite tener mejores oportunidades personales y profesionales, nos ayuda a obtener una mejor calidad de vida tanto para nosotros como para nuestra descendencia.

Son varios los beneficios de una educación de calidad, pero no se limita a solo una formación académica, la gratificación que implica el obtener un grado académico es igual de importante a la gratificación de obtener nuevo conocimiento por el sencillo placer de hacerlo.

El estudiar nos permite adquirir nuevos conocimientos y habilidades que nos ayudan a explotar nuestro potencial; esto es un beneficio en ambas partes, es decir, la educación nos brinda una mejor percepción de nosotros mismo y al mismo tiempo una buena autoestima nos permite tener mejor rendimiento académico.

Para entender mejor esta relación entre la educación y la autoestima, nos apoyaremos en la teoría del autoconcepto de Rogers, nos menciona que el individuo se divide entre el “yo real” y el “yo ideal”; el yo ideal es la persona que nos gustaría ser, mientras que el yo real es lo que realmente somos.

El balance y aceptación entre estos dos nos permitirá generar un mejor autoconcepto que desencadena en una buena autoestima.

Por ende, cuando existe un desequilibrio entre el yo ideal y el yo real es que tendemos a percibirnos como incapaces o insuficientes.

En el ámbito escolar este tipo de autopercepción nos puede llevar al incumplimiento de nuestras metas y al fracaso a académico.

Tanto para estudiantes como docentes, mantener un equilibrio entre las capacidades del alumno y las expectativas sobre el alumno es importante, es decir los alumnos deberán aprender estrategias sobre el manejo de la frustración y la gestión de emociones para poder enfrentar sus problemas tanto en su vida diaria como en el ámbito académico.

Por otro lado, los docentes deberán aprender un tipo de enseñanza respetuoso que ayude a los alumnos a enfrentar sus miedos y los motive a seguir aprendiendo.

Ya que se ha comprendido la importancia de mantener un equilibrio entre una buna autoestima y el rendimiento académico, podemos enumerar los diferentes beneficios que nos motivan a seguir estudiando.

  1. Obtención de mejores oportunidades de trabajo
  2. Mejor remuneración económica
  3. Crecimiento personal y profesional
  4. Establecimiento de relaciones y contactos (Networking)
  5. Contribuir al desarrollo en nuestra área de experiencia

El aprendizaje es una fuente de motivación que ayuda a las personas a obtener sus objetivos, si bien la meta no solo es el obtener un documento que nos acredite, si no ser capaces de ejercer en aquello que nos apasiona contando con herramientas que no solo nos brinden la oportunidad de crecer profesionalmente, también en el ámbito personal nos ayuda a ejercer una mejor toma de decisiones.

La gratificación que obtenemos al conseguir nuestros objetivos nos ayuda a validarnos, a sentirnos seguros de nosotros mismos y de nuestras capacidades, es por eso por lo que podemos decir que el estudiar nos ayuda a mejorar.