La epistemología es la rama de la filosofía que se encarga de examinar los fundamentos en los que se apoya la creación de conocimiento.

Etimológicamente, este término viene de la unión de las palabras “episteme” (conocimiento) y “logos” (estudio).

Así pues, la epistemología es una división de la filosofía que se encarga de explorar la coherencia interna de los razonamientos que llevan a la creación de conocimiento, la utilidad de sus metodologías teniendo en cuenta sus objetivos.

También los contextos históricos en los que aparecieron esas piezas de conocimiento y el modo en el que influyeron en su elaboración, y las limitaciones y utilidades de ciertas formas de investigación y de ciertos conceptos, entre otras cosas.

Así, esta rama de la filosofía se encarga tanto de buscar enunciados válidos sobre aquellos contenidos que podemos conocer, y también sobre los procedimientos y métodos que deberíamos usar para llegar a esa meta.

Se ocupa de analizar y sistematizar conceptos tales como los de dato empírico, verdad de hecho, hipótesis, ley científica, regla técnica, teoría, experimento, explicación, predicción, artefacto y diseño.

También trata de los supuestos filosóficos de la investigación, tales como el de la existencia del mundo, la posibilidad de conocerlo, y la de dañarlo.

Los usos prácticos de la epistemología son mucho más modestos. Son principalmente tres: orientar (o extraviar) la investigación científica y el diseño técnico; distinguir (o confundir) la ciencia de la seudociencia y la técnica de la seudotécnica, y ayudar a diseñar políticas de fomento (o retroceso) de la ciencia y de la técnica.

Pero, para Karl Popper, el problema fundamental de la epistemología no es el de la estructura de la ciencia, sino el del desarrollo de la ciencia.

Es decir, los enunciados de esta epistemología, así como las reglas del método científico que el análisis epistemológico establezca, no tendrán más que el valor de simples convenciones más o menos útiles para explicar el desarrollo del conocimiento científico.

Esta metodología de la ciencia deberá, pues, clarificar el concepto mismo de ciencia, si bien su problema fundamental será el del desarrollo del conocimiento.

El método que se puede postular como propio de la filosofía de la ciencia es el de la discusión racional, común a la ciencia, a la filosofía y a cualquier pretensión de racionalidad.

Es el método que consiste simplemente en exponer claramente los problemas y discutir argumentativa y críticamente las soluciones propuestas.