La historia de los emojis

En el año de 1999 se creó el primer emoji originario de Japón, a cargo de Shigetaka Kurita con el fin de ser usados por la plataforma de internet móvil NTT DoCoMo.

Actualmente, el set creado por Kurita es propiedad del Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Se hicieron tan populares que para 2010 ya se usaban no sólo en países asiáticos, sino en el resto del mundo. La palabra viene de “e” que es imagen en japonés y “moji” que es un carácter.

Aunque hay debates sobre el significado de ciertos íconos, existe la Emojipedia, encargada de ordenar, clasificar y definir cada uno de los más mil 200 emojis que tiene registrado el consorcio Unicode, encargado de estandarizar estos íconos.

Actualmente los emojis se han convertido en una manera de expresión casi universal.

Pero Lejos de ser una moda pasajera, el emoji ha sido y es parte del léxico digital desde que esto existe, prácticamente llegaron para quedarse.

De acuerdo a su creador Shigetaka Kurita los emojis no sólo son signos divertidos que sirven para amenizar nuestros mensajes virtuales, sino que también podrían llegar a funcionar como un idioma que una a todos los ciudadanos del planeta.

Un dato curioso de los emojis es que representan la cultura del país de donde fue creado por eso el diseño de alguno de ellos por ejemplo uno de los más usas y más interesantes son los changuitos.

En el santuario sintoísta Toshogu, en el norte de Tokio, existen tres esculturas de monos similares al trio de emojis (uno tapándose los ojos, otro las orejas y el último la boca).

Estos se llaman “El mono de no ver el mal”, “El mono de no oír el mal” y “El mono de no hablar el mal” los cuales señalan a un proverbio japonés que dice “No ver el mal, no oír el mal, no hablar el mal”.