Las dependencias son las necesidades que cada persona tiene por recibir ayuda o asistencia para poder realizar las actividades de su vida diaria, como consecuencia de la pérdida de autonomía por parte de la persona dependiente.
Algunos de los tipos y grados de dependencia que existen son:
La Dependencia física es cuando la persona pierde el control de sus funciones corporales y de su interacción con los elementos físicos del entorno.
La Dependencia psíquica o mental se presenta cuando la persona pierde la capacidad de resolver sus problemas y de tomar decisiones.
La Dependencia sensorial se debe a las alteraciones en alguno de los sentidos: la vista y el oído, fundamentalmente. Esta alteración repercute en la capacidad de la persona para desarrollarse en su vida cotidiana.
La Dependencia mixta se inicia a partir de una enfermedad que provoca problemas de diversa índole, como dependencia física por afectación de la movilidad asociada a problemas sensoriales, problemas de habla, dificultades para tragar y de comunicación.
Estas dependencias se pueden trabajar de las siguientes maneras:
Para trabajar las dependencias se deben establecer objetivos para trabajar la aceptación y el amor propio, aumentar la autoestima, aprender a valorarse y no depender de la aprobación de los demás, gestión y manejo de emociones, establecer vínculos y relaciones sanas y equilibradas.
Para poder establecer estos objetivos se recomienda terapias individuales en las cuales se realizan técnicas como, relajación o mindfulness, terapias con enfoque sistémico y cognitivo-conductual.
También se sugieren las terapias de pareja en caso de encontrarse en esta situación en particular, o terapias grupales que permiten poner en práctica el establecer vínculos sanos.