Morfeo es quien responde a esto diciendo: “Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos para ocultarte la verdad”, es decir, Matrix es una mentira, un engaño a los sentidos; no es real, pero lo percibimos como real. Esto, sin duda, nos remite al mito de la caverna platónico.
Platón decía que los sentidos son engañosos. Para quien no lo recuerde, el mito de la caverna presenta a unos humanos que viven atados de pies y manos observando el fondo de una caverna, un fuego encendido proyecta unas sombras en el fondo que ellos contemplan. Ese fondo es la realidad, pues es lo único que conocen, lo único a lo que tienen acceso y lo que perciben desde los sentidos.
Si uno de estos humanos logra escapar, accederá al mundo real, al conocimiento; al principio, la luz cegará sus ojos, sentirá dolor y tendrá que adaptarse. Al volver a la caverna, probablemente, sus compañeros crean que miente y deseen matarlo, esos compañeros solo conocen una realidad y, como consecuencia, la protegerán; es su realidad y no quieren que peligre.
En Matrix, Neo tiene una sospecha, una idea que ronda su cabeza; igual que Alicia en el País de las Maravillas, Neo seguirá a un conejo que le llevará a caer por la madriguera, pero, en este caso, no accederá a un lugar fantástico e irreal, sino que llegará al mundo real, al mundo de las ideas que proponía Platón.
Lo interesante de Matrix es, además, cómo da respuesta a la “realidad”, tomando cosas tan cotidianas y conocidas como un deja vù, dándole sentido, amoldándolo al sistema propuesto. Matrix es una especie de realidad virtual en la que todos estamos dormidos y vivimos como si fuese real. ¿No es cierto que cuando nos ponemos unas gafas de realidad virtual, a pesar de saber que no es real, nuestros sentidos lo interpretan como si lo fuera? Eso es precisamente lo que ocurre en Matrix, las sensaciones son percibidas como reales y, como consecuencia, dejamos de cuestionarnos si estamos despiertos o no.
Por otro lado, esas preguntas que se plantea Neo acerca de su realidad nos recuerdan profundamente a Descartes, quien solucionó el problema hablando de un genio maligno que nos manipulaba y engañaba, tal y como hacen las máquinas en Matrix. Descartes duda de todo y Matrix hace que nosotros también dudemos de nuestros sentidos.
Matrix también nos plantea el problema del conocimiento y la felicidad, vemos que el mundo real al que acceden al salir de la simulación no tiene nada de bueno, descubren una aterradora verdad y se ven sumergidos en un mundo de sombras. En este punto, cabe plantearse si realmente ese conocimiento es bueno, si nos lleva a la felicidad. La felicidad ha sido vista como el bien supremo, el objeto a alcanzar a lo largo de la vida humana.
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