Podría pensarse que un libro, apilado junto a muchos otros, no hace mucha diferencia. Que sólo es un texto más con el que a lo mejor en alguna ocasión lleguemos a toparnos.
Sin embargo, existen publicaciones literarias que han transformado la percepción de las personas. De alguna manera, generan una honda reflexión en quienes los leen.
Ese cambio suele ser el inicio de una serie de reflexiones continuas. Mismas que se van retroalimentando con nuevas lecturas de temas relacionados, o con nuevos tópicos, descubiertos a través de los anteriores.
Incluso, sucede que cuando no se sabe cómo describir un estado emocional, alguien más ya lo ha hecho y publicado. El universo de la literatura es tan amplio que permite que estas coincidencias se den.
Precisamente a eso se refiere la instalación “El Castillo”, del artista mexicano Jorge Méndez Blake, donde demuestra que un libro puede hacer tambalear un muro.
Con casi 23 metros de largo y una altura de 1.8 metros, el muro se compone de ladrillos rojos. Apilados sin ningún tipo de mortero. En un sitio de su base, reside un libro, que altera su estructura, desde la parte inferior hasta la superior.
En ella se puede observar como un elemento pequeño puede conseguir transformaciones relevantes
El libro en cuestión es “El Castillo”, de Franz Kafka, que no fue elegido al azar. El artista ha querido rendir homenaje al escritor checo.
La historia del libro se centra en un personaje principal, el cual está en contra de un sistema. Desde su afrenta forma anónima, desconoce que se enfrenta contra toda una estructura invisible para él.
Dicha instalación ha recorrido ya varias partes del mundo. París, Venecia, Aspen y Estambul, por mencionar algunos de los lugares donde se ha mostrado.
El trabajo une las dos pasiones de Méndez Blake, la arquitectura y la literatura. En ella se puede observar como un elemento pequeño puede conseguir transformaciones relevantes.
Tan sólo hay que imaginar como la lectura puede tener un impacto en el pensamiento y, por lo tanto, en la vida misma.