Generalmente, cuando aplicamos a una vacante de trabajo no somos los únicos interesados. Existen miles de prospectos dispuestos a aplicar por ese mismo puesto.
Entendido esto, es fácil que caer en el lugar común en el que sólo recibamos un correo de “gracias por aplicar”. O, en caso contrario, ni siquiera tener noticias de ello.
Dicho sea de paso, utilizar las herramientas de la misma manera de siempre no contribuye en nada para nuestra causa.
Recurrir a automatismos es lo menos que recomendable, ya que si estamos compitiendo por algo, debemos destacar por sobre los demás.
Utilizar una carta de presentación es una herramienta a la que no muchos recurren
No es que se trate de mentir acerca de las actitudes y aptitudes frente al puesto, se trata más bien de aprovechar áreas de oportunidad. Pero, sobre todo, de seguridad en uno mismo.
Utilizar una carta de presentación es una herramienta a la que no muchos recurren. Aunque no sea un requisito formal, puede hablar muy bien de nosotros.
Sin embargo, puede tratarse de un arma de dos filos porque puede terminar con nuestro currículum aún sin siquiera ser mirado.
A continuación enlistamos una serie de consideraciones al momento de redactar una carta de presentación. Habrá que ser cuidadosos si se desea utilizar esta herramienta.
- Faltas de ortografía. Además de pasar el corrector en el mismo procesador de texto, se recomienda leer en voz alta. Al hacer esto, se podrá percatarse de errores que no son tan fácil de identificar. Para algunas vacantes, es suficiente una falta de ortografía para ser descartado.
- Utilizar arcaísmos como “estimado”. Eso de escribir “estimado señor” o “señora” en la actualidad ya no suena tan viable. Hoy en día es probable que las personas encargadas de reclutamiento sean igual de jóvenes que uno o que no se sientan identificados con ninguno de los dos géneros.bA quien corresponda o A la atención del equipo de recursos humano son mejores opciones.
- Usar saludos muy coloquiales. Utilizar “hey” o “qué tal?” es mostrar una especie de desfachatez.
- No saludar. Escribe la carta como si estuvieras hablando con otra persona. A nadie le gusta leer una carta que parece un formulario cualquiera.
- Omitir el nombre de la empresa. Es muy probable que para aplicar sepamos el nombre de la empresa, así es recomendable usarlo. Además, utilizar “el puesto” pudiera dar a entender que no se está interesado en el puesto.
Recurrir a automatismos es lo menos que recomendable, ya que si estamos compitiendo por algo, debemos destacar por sobre los demás
- No mostrar entusiasmo por el puesto. Hay que mostrar tal pero sin que luzca como desesperación. Si se desea ese puesto, mostrar alguna expresión de entusiasmo es positivo.
- No adaptar la experiencia al puesto. Por ejemplo si se va a presentarse a una vacante como editor y la mayoría de la experiencia es en marketing, habrá que explicar por que esa experiencia es calificable para el puesto.
- Mencionar al antiguo o actual empleador. Dado que las empresas quieren a personas positivas en su equipo, hablar mal o mencionar al antiguo o actual empleador no es recomendable.
- Escribir mal el nombre de la compañía. No hay más que decir.
Además de todo eso, utilizar expresiones como “este puesto será un buen trampolín” son mala idea. Dar la sensación de que el puesto no interesa a largo plazo es un error fatal.