En muchas ocasiones solemos escuchar expresiones como la de “no tengo tiempo para nada”. Es tan común que suele estar presente en muchos ámbitos de la vida cotidiana. Sobre todo en la ciudad.
Pese esto, y por mucho que se lancen ese tipo de sentencias al aire, la duración del día será siempre la misma.
La Gestión del Tiempo es la Gestión de la vida propia
Bajo ese precepto, deberíamos de comenzar a preguntarnos sobre lo qué es el tiempo, qué tan importante y la relación que tiene con la vida propia.
A partir de entender el significado real de esas preguntas, se puede llegar a la conclusión de que la Gestión del Tiempo es la Gestión de la vida propia.
De acuerdo con esto, no sería pertinente comenzar a sustituir la palabra tiempo por vida. Así sería más fácil percatarse del impacto que tiene el tiempo en nosotros.
En ese sentido, la gestión del tiempo es primordial para nosotros. Por eso es que se deben tener objetivos y metas claros.
Mediante ello, es posible saber lo que se requiere hacer cada día, para lograr esas metas. Establecer las prioridades la actividad diaria resultará en un factor motivante.
Es primordial comenzar a cambiar viejos hábitos o vicios, ya que ellos representan mal uso de tiempo. Aunque al inicio resulta difícil, la satisfacción de cuando se logra hacer sin pesadez es muy grande.
Utilizar recordatorios también puede resultar beneficioso de sobremanera. Tener presente los deberes a realizar contribuye a mantenerse concentrado.
Por su parte, las listas, aunque relacionadas con los recordatorios, permiten visualizar las actividades diarias. Al ir cumpliendo con cada una de ellas, se pueden ir eliminando.
Además de permitir ver el nivel de eficiencia de cada día, genera una sensación gratificante en general, gracias al valor que se le da a lo efectivo que puede ser cada quien.
Tener presente los deberes a realizar contribuye a mantenerse concentrado
Una recomendación fundamental es que se realice una actividad a la vez. Aunque el cerebro tiene un tope de tareas que se pueden hacer a la vez, dos, al hacer sólo una se saca más provecho.
Pero, ante todo, hay que disfrutar todo lo que se haga. De esta manera se evitará sentirse estresado. Incluso, al hacer las tareas con alegría el tiempo de ejecución puede ser menor. Dicho de otra manera, hacer más con menos tiempo.
Cuando se reduce el tiempo en el que se realizan las actividades, el tiempo para otras se incrementa. Incluso para el mismo tiempo libre.
La liberación del tiempo implica que se puede emplear en lo que cada quien guste.
Sobre todo, evitar dedicar tiempo a actividades que no se tengan programadas y que no aporten beneficio alguno contribuye a tener un saldo a favor en lo que al tiempo se refiere.
Lo que no se puede olvidar jamás es que el tiempo jamás se recupera.
Fuente: Innovación Educativa