Muchos de nosotros hemos pasado por días que parecieran no tener fin. Eso sucede por circunstancias desafortunadas y se suele pensar que no hay manera de mejorar el día.
Incluso llegamos a creer que todo lo que hagamos va a salir mal. Para esos casos, lo mejor que podemos hacer es tranquilizarnos y buscar un cambio en la mentalidad.
Para cuando se está teniendo un mal día, existen tres cosas que podemos hacer para evitar que un mal día se convierta en un pésimo.
Hacer algo que se tiene que hacer
Aunque el mal día transcurra, es indudable que siempre hay algo que se tiene que hacer. Concluir una tarea de la lista de pendientes puede ayudar en buena medida a mejorar el día. No importa si se trata de una tarea sencilla, el meollo es tener una pequeña victoria en el día.
Hacer algo que se desea hacer
Aunque no lo parezca, sin percatarnos sólo esperamos al fin de semana para hacer algo que nos gusta. Olvidar que nos sentimos a disgusto a lo largo del día es bueno y hacer lo que nos gusta, aunque parezca ordinario, es mejor. Salir a tomar un café, comer un postre o ver una película son algunas actividades con las uno se puede consentir. Hacerse un hueco para nosotros mismos en el día es vital.
Hacer algo por otra persona
Diversos estudios han comprobado que ayudar a otras personas nos hace sentir bien. Aunque uno se sienta mal, no es recomendable estar propagando ese estado de ánimo. Es fundamental recordar que, si se hace algo por alguien más, el mundo nos mira de otra manera.
Recordar e intentar estas recomendaciones cuando se está teniendo un mal día ayudará a mejorar nuestro estado de ánimo. O por lo menos ayudará a distraer los pensamientos.
Lo más importante es recordar que todos los días terminan. Además, cada uno de ellos brinda una nueva oportunidad para tener experiencias distintas.
Fuente: Gizmodo