Hasta hace poco la enseñanza se basaba en que el profesor poseía todo el conocimiento. El alumno sólo se encargaba de recibirlo, toda vez que el profesor lo impartía en un sólo sentido y con la participación ocasional de los estudiantes.
Esta práctica ha causado que, una vez terminados los años dentro del aula, los alumnos no sean capaces de seguir aprendiendo por su cuenta.
Prácticamente, toda la información era digerida por el educador y brindada al educando de una manera desmenuzada y fácil de captar para ellos. Al día de hoy no es suficiente sólo con implementar este método.
Dado que la información está más al alcance para todos como nunca antes, es importante aprender de manera independiente. Aunque esto signifique un cambio en lo que se acostumbraba.
Aprender de manera independiente ahora es un valor imprescindible. Para cimentar esta forma de instrucción de manera paulatina se puede comenzar fomentando las siguientes habilidades.
Aprender a investigar
Es necesario aprender a investigar y conocer las distintas técnicas de investigación. Esto va desde algo tan simple como buscar el significado de palabras dentro del diccionario, pasando por consultar una bibliografía o hacer indagaciones en línea.
Una vez conocidos los métodos, se continúa con la elección del objetivo de la investigación. Esto es porque seleccionar un tema es más complicado de lo que puede parecer.
Para ello es fundamental conocer el problema adecuadamente y ser concreto a la hora de plantear el objeto de la investigación. Así se torna más factible hallar la solución a ese problema.
Hacer ejercicios de lluvias de ideas, o descarte de las más alejadas de los objetivos, pueden ser tareas acertadas y claves en dicho proceso.
Evaluar la calidad de la información
Como ya se mencionó, actualmente la exposición a todo tipo de información está a la orden del día. Estar rodeados de estas fuentes representa una gran ventaja, la cual no siempre es viable.
Esto se debe a que la información puede estar incompleta, leerse fuera de contexto o no estar presentada de la manera más adecuada.
Saber distinguir las fuentes fiables de las que no lo son se vuelve una habilidad relevante. El pensamiento crítico es importante, aunque hacerlo sobre bases de información errónea se convierte en un esfuerzo vacío.
Por eso es importante aprender a evaluar la calidad de la información. No se trata sólo de quedarse con la información que se tenga a la mano.
Hay que buscar más información acerca de un mismo tema y, en la medida de lo posible, hacer un cruce de información.
Aprender a aprender de los demás
En este aspecto es primordial mantener la curiosidad. Seguir adquiriendo habilidades después de salir del aula de clases.
Es vital reconocer que cada persona tiene un conjunto de habilidades y conocimientos únicos. Son resultado de que cada una de ellas tienen un contexto cultural y personal distintos.
Saber observar a los demás y adquirir información útil es una buena manera de mejorar como persona y desarrollarse en aspectos diversos. Tener empatía y aprender a escuchar son buenas herramientas para lograr ese cometido.
Animarse a seguir aprendiendo de forma independiente es vital en la actualidad. No todo el conocimiento está ceñido al aula.
Mucha información puede ser ampliamente enriquecida con las experiencias personales y de la circunstancia de cada individuo.
Fuente: Innovación & Educación