Se ha revelado el contenido de dos páginas adicionales, y cubiertas con papel adhesivo, que forman parte del diario de de Ana Frank.
En su conjunto, estas memorias podrían tratarse de uno de los relatos de primera mano más conmovedores jamás escritos sobre el Holocausto.
Aunque se trata de un interesante hallazgo, a priori, deberíamos cuestionarnos si deberían leerse ya que parece que la autora no lo hubiera deseado.
Más de 70 años después de que Ana Frank escribiera por última vez, los investigadores a cargo han decidido que sí. Dicha resolución se debe al rico relato histórico del que forma parte.
Deberíamos cuestionarnos si deberían leerse esos pensamientos ya que parece que la autora no lo hubiera deseado.
Cubiertas con papel adhesivo color marrón, la existencia de esos escritos ya se conocía desde décadas pasadas.
Para poder ver el contenido, se utilizó un software de análisis de fotografías de páginas. El equipo fue conformado por miembros del Museo de Ana Frank, el Instituto para la Guerra, el Holocausto y Estudios de Genocidio, y el Instituto de Huygens par ala Historia de los Países Bajos.
Los pensamientos vertidos tratan sobre temas que abarcan desde chistes “sucios”, el sexo, la prostitución y la anticoncepción.
La publicación de dichos textos aún no se ha realizado de manera completa. Sin embargo, lo poco que se ha difundido es revelador. Por ejemplo, una página estaba pensada a sólo para chistes “sucios”.
En otra sección de las páginas, Frank escribe su pensar acerca de la menstruación. Allí refiere que cuando comienza esta etapa en una niña de 14 años, es señal de estar lista para tener relaciones con un hombre. Sin embargo, acota que una mujer no hace eso antes de casarse.
Con respecto al tema de la prostitución, redactó que, si los hombres son “normales”, se van con mujeres que los abordan en la calle. Agrega que en París tienen grandes casas para eso, y que su padre ha estado allí.
Por su parte, Frank van Vree, director del Instituto Holandés para Estudios de Guerra, Holocausto y Genocidio, asevera lo siguiente:
“Cualquiera que lea los pasajes ahora descubiertos será incapaz de reprimir una sonrisa. Los chistes “sucios” son clásicos entre los niños en crecimiento. Dejan en claro que Ana era sobre todo una chica normal”.
Este redescubrimiento, permite acercase a más a la niña y escritora. Incluso décadas después de su captura y muerte en 1944 en el campo de concentración de Bergen-Belsen.
Fuente: Washington Post