Podemos definir la empatía como la capacidad que tenemos de comprender los sentimientos y emociones de los demás. Es cuando intentamos experimentar de forma racional lo que siente la otra persona.  Esto nos ayuda mucho en nuestra vida personal y, a la vez, en nuestra vida profesional.

Tratar de comprender el punto de vista de los demás y, a partir de ahí, formarnos un criterio nos ayuda de muchas maneras. Nos hace personas más abiertas a opiniones externas y establece relaciones interpersonales más sanas. 

En el ámbito profesional, motivar la empatía ayuda mucho en la gestión de los Recursos Humanos. El trabajo en equipo, por ejemplo, no puede darse de forma eficaz si las personas implicadas no toman en cuenta los sentimientos de ajenos. Trabajar con personas empáticas ayuda no sólo a la productividad sino a tener un ambiente de trabajo más agradable. 

Es importante cuestionarnos si somos conscientes de los beneficios de la empatía en las relaciones profesionales. Además de  conocer de hasta qué punto somos percibidos como personas empáticas. No es extraño que la percepción que tenemos de nosotros mismos sea diferente a la de los demás.

La sintonía emocional

Las personas que ponen en práctica la empatía conectan fácilmente con los demás. Junto a ellas nos sentimos cómodos y en confianza de platicar y ser nosotros mismos. Sabemos que respetan nuestra opinión y se ponen en nuestros zapatos cuando les contamos algún problema.

Se podría llegar a pensar que las personas empáticas son más propensos a ser víctimas de sus emociones. Sin embargo, la empatía ayuda a ser más objetivos y justos ya que comprenden la perspectiva de los demás de forma completa e integral.

El que la gente tenga una imagen empática de nosotros nos ayuda a ser percibidos como seres humanos respetables. Ganarse el respeto no es fácil mientras no seamos prudentes con las emociones y opiniones de los demás.

El éxito personal y profesional

La empatía no genera presión social, por el contrario, ponernos en los zapatos del otro produce un efecto positivo. El ejercicio empático enriquece nuestra propia realidad al añadir la de los demás. Además, orientamos nuestros logros en la colaboración y, por ello, generamos éxito en los objetivos planeados. El trabajo en equipo canaliza esfuerzos a un objetivo en particular y es mucho más sencillo que logremos metas establecidas entre un grupo variado de personas.

La empatía fortalece nuestros vínculos afectivos. Nos hace hábiles para la negociación ya que generamos confianza en las personas que conviven con nosotros. No sería raro que nuestras relaciones interpersonales duren más tiempo.

Al mismo tiempo que nuestra empatía aumenta, nuestra vida es más pacífica y constructiva. La empatía y la violencia son psicológicamente incompatibles. Fomentar la empatía en nuestras familias y grupos sociales traerá beneficios en la calidad de vida de todos los que nos rodean.

Fuente: Observatorio de Recursos Humanos