En este blog te explicaré las ventajas de dejar ir el pasado y de aprender a perdonar. Ciertos consejos que te ayudarán a no sentir la pesadez del rencor y tengas la capacidad y virtud de vivir la magia del perdón.
El concepto del perdón es una cosa subjetiva y, en la mayoría de las ocasiones, complicada. Desde niños, nuestros padres siempre nos han enseñado que cuando alguien nos hace algo, con o sin afán de dañarnos, tenemos el poder de otorgar nuestro perdón, quitándole a otro toda culpa que pueda existir dentro de su ser; sin embargo, el problema es que, en muchas ocasiones, nos quedamos con esa idea, plana y superficial, del perdón.
¿Qué pasa si nos han lastimado de manera tan profunda que nos es muy difícil perdonar?
El simple hecho del decir “te perdono” no quitará el dolor, hay cosas mucho más allá. Hay que tocar las heridas, ponernos en el lugar de quien nos las ha causado e intentar entender sus motivos.
La compasión y la empatía dan paso al perdón. Dejar en el pasado lo que haya pasado, olvidar el problema y concentrarnos en la solución. Estar dispuesto a perdonar sin condiciones es difícil pero es necesario para dar un paso hacia la reparación del daño de ambas partes. Abrir el corazón y darle la oportunidad al otro de comenzar desde cero.
El perdón es la herramienta que nos ayuda a liberarnos de cargas y a caminar livianos y felices por la vida. Nos ayuda a dejar rencores, deseos de venganza y aquellas emociones negativas, producto de una situación que nos hirió.
Es bueno saber que el perdón no es olvidar, minimizar o justificar el daño. Tampoco se trata de reconciliarse con el agresor, ya que en algunos casos esto no resulta necesario ni sano, y además, puede exponer a la víctima a ser nuevamente herida.
Podemos perdonar a alguien que nos hizo daño, y decidir alejarnos de esa persona, estableciendo límites claros que nos protejan de volver a ser lastimados.
El perdón también es beneficioso para la salud psicológica y física, ya que a partir de una decisión personal, resulta beneficioso decidir pedir perdón a quien hemos dañado de algún modo, fuera intencionalmente o no.
Saber pedir perdón implica de algún modo reconocer la responsabilidad y el daño cometido a la otra persona, así como el querer repararlo.
Así que, si decides aprender más te dejo este atajo.